PAULINO CÁRDENAS
El exhorto al diálogo para analizar alternativas y construir nuevas estrategias para el combate al crimen organizado propuesto por Felipe Calderón en dos mensajes consecutivos hechos con menos de 24 horas de diferencia, dieron la pauta para que recibiera una cascada de críticas.
El PRI y diversos actores políticos, incluído Andrés Manuel López Obrador, le hicieron al mandatario panista una serie de reproches y serios cuestionamientos que llegaron a lacerantes recordatorios por parte de la cúpula del tricolor sobre su toma de protesta como Presidente y su cuestionada legitimidad como ganador de la contienda electoral del 2006, cuyo triunfo presuntamente habría sido para el tabasqueño.
Los denuestos se dieron en el marco del luto que embarga a los priístas por la ejecución de su correligionario tamaulipeco Rodolfo Torre Cantú, aspirante a la gubernatura de su estado, acribillado junto con cuatro de sus colaboradores y dejando heridos a otros cuatros de sus colaboradores cuando un comando armado atacó al convoy donde viajaban rumbo al aeropuerto.
La cúpula prísta, en voz de su dirigente Beatriz Paredes, le dijo a Calderón el huevo y quien lo puso. Le reprocharon lo tardío del exhorto que hizo lunes y martes para resolver, juntos, todos los sectores de la sociedad y las fuerzas políticas del país, el reto que ha implicado el avance del poder del narcotráfico en México, cuyo combate ha resultado un evidente fracaso.
Las crónicas y comentarios políticos dieron cuenta promenorizada ayer mismo de la retahila de santos que trae colgados el mandatario panista, pero que la dirigente priísta, por si lo había olvidado le recordó, entre otras cosas que gracias al PRI no sólo había protestado como Presidente de la República en el Congreso, sino que ha podido rebasar la mitad de su administración sin tantos raspones políticos gracias a los apoyos que ha recibido del tricolor.
Le exigió un cambio en la estrategia de seguridad “y dejar de utilizar las instituciones con fines electorales para poder mejorar el ambiente político en el país” y desechar la guerra sucia y su política de querer ganar a cualquier costo, que es lo que han enturbiado el debate político y enrarecido el clima electoral que propició la muerte del candidato tamaulipeco y parte de su equipo de campaña la mañana del pasado lunes.
Que la democracia está en riesgo es ahora el tema. Se culpa a la inseguridad y a la violencia que ha generdo el combate al narcotráfico emprendido por Calderón, cuyos capos han reaccionado con furia ante el acoso de las fuerzas federales, mostrando ventaja en estrategias de combates sorpresivos y asaltos relámpago similares a los de la guerrilla urbana mostrando alto poder de fuego y actuando dispuestos a todo.
Calderón en su exhorto del lunes y martes, dijo que la división de los mexicanos es una vulnerabilidad que el crimen organizado aprovecha para actuar. Y lanzó la invitación para dialogar abiertamente con todos los sectores y las fuerzas políticas del país para discutir los nuevos senderos y estrategias para el combate al crimen organizado.
López Obrador manifestó que el llamado de Calderón es sólo para salir del paso porque ya fue rebasado por la realidad. Señaló que no es con reuniones ni con mensajes como se van a resolver las cosas. Recordó que nada ha hecho por la economía, por el empleo, ni por incetivar a las pequeñas empresas, por lo que el país se convirtió en exportador de mano de obra.
Para Calderón lo más preocupante es la inseguridad del país. A este respecto el tabasqueño comentó: Yo respondería al exhorto que hizo, pero si él se compromete a cambiar el rumbo del país, principalemente en la parte económica y del empleo.
Y si se asoma uno a las redes sociales, las críticas están peores. Señalan que el mandatario panista hizo un llamado tardío a que lo apoye la gente a la que ha tenido olvidada, para enfrentar un problema que él generó sin consultar a nadie. Incluso aglunos twiteros piden su renuncia.