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Guerra en México ‘de baja intensidad’

PAULINO CÁRDENAS

Mientras los reflectores estuvieron los últimos tres meses puestos en las campañas de los aspirantes presidenciales, la criminalidad se acentuó en el país. En tanto la atención informativa estuvo en el proceso electoral, en el día del sufragio y en las discusiones posteriores que sin duda seguirán, varios medios de influencia internacional, respecto del combate al crimen organizado, han empezado a hablar de que en México hay una guerra ‘de baja intensidad’. La estela de violencia y sangre se ha extendido de manera alarmante. La cifra de víctimas mortales por la llamada guerra de Calderón, debe andar por los 80 mil o más. Con el recuento y relatoría de hechos sangrientos en ese lapso se podría hacer un libro del tamaño de un grueso directorio telefónico.

Mientras los medios andaban atentos a lo que decían los candidatos, en varias entidades del país se registraron toda una serie de hechos sangrientos: ejecuciones, decapitados, colgados, enfrentamientos, torturas, cadáveres mutilados, descuartizados y aventados en la vía pública, fusilamientos, mandos policiacos ultimados e incluso varios periodistas y hasta una alcaldesa ejecutados, así como el estallido de granadas y de coches-bomba en instalaciones policiales y ministeriales, provocando terror y miedo entre la población. Toda una página negra escrita en tan solo tres meses, dentro de la larga historia de violencia y muerte que ha habido en el gobierno calderonista.

¿A qué le llaman una guerra ‘de baja intensidad’?  Unaa definición de carácter bélico señala que son estrategias militares de un gobierno, para combatir revoluciones, movimientos de liberación o cualquier conflicto que amenace los intereses de una nación, que en este caso sería México con la guerra de Calderón contra el narcotráfico, cuyas bandas podrían estar ligadas a grupos subversivos como a alguna guerrilla o a alguna de las células islámicas de Al Qaeda. Obvio que de esto nada se dirá por ningún motivo a los mexicanos si así fuese. Pero es algo que subyace en el ánimo de algunas instancias de alta jerarquía y tomas de decisión.

Es el caso de a secretaria de Seguridad Interior norteamericana, Janet Napolitano, quien no ha quitado el dedo del renglón en ese sentido. Y no es para menos, ya que la venganza que han jurado los integrantes del movimiento que fundó Osama Bin Laden a la muerte de éste, tiene en permanente alerta a Washington y sobre todo al Pentágono, en virtud de que no descartan que los cárteles mexicanos ya tengan vínculos con grupos extremistas islámicos como Al Qaeda. La señora Napolitano sospecha del más temido de los cárteles que operan en México, en el que entre sus mandos, dicen, se ha escuchado afirmar: ‘Venceremos porque somos los más fuertes’.

Pero la verdadera preocupación que tienen en la Casa Blanca es que Calderón no ha podido, ni con el apoyo de las Fuerzas Armadas, someter al narco, a causa de lo que es obvio: la corrupción e impunidad que prevalecen entre diversos mandos del Ejército y la Armada, ya no se diga de las Policías federal, estatales y municipals, que han hecho imposible acabar con ese flagelo o al menos ver disminuídas sus actividades en nuestro territorio. Es una preocupación mayúscula por la vecindad entre ambas naciones, ya que la inteligencia norteamericana sabe además que en la clase política hay ‘padrinos’ que protegen a los capos y a muchos de sus operadores.

A eso hay que agregarle casos como el de ‘Rápido y Furioso’ de trasiego ilegal de armas que han quedado en manos de la criminalidad organizada que opera en México, hecho que por lo pronto ha puesto en jaque al fiscal general de Estados Unidos, Eric Holder, y al propio mandatario de aquel país, Barack Obama, por las acusaciones de su propio Congreso y en donde el gobierno de México ha estado muy calladito a sabiendas que ese tráfico illegal de armas se ha venido realizando por nuestras fronteras.

Esa guerra ha colocado al Ejército y la Armada en un predicamento, ya que por órdenes de su jefe supremo sus tropas han sido obligadas a entarle a esa guerra. Su prestigio ya quedó maltrecho por las derrotas que no han merecido o las victorias que no han conseguido, ante los grupos contrarios que sirven a las bandas criminales con mejor armamento y muchas veces con mejores tácticas. La causa ha sido la evidente falta de coordinación entre las Fuerzas Armada, las Policías federal y locales y, peor aún, por la ineficiencia e ineficacia de la inteligencia anticrimen que ha sido un fracaso en esa lucha.

A Calderón le queda muy poco tiempo para tratar de hacer lo que no pudo en cinco años y medio de gestión combativa contra la mafias. Ese grave problema se lo heredará a Enrique Peña Nieto, quien tendrá que establecer, como ya lo dijo, una nueva estrategia de combate al crimen organizado. Ojalá al ganador de la contienda electoral no se le ocurra vestirse con traje verdeolivo como su antecesor, y en lugar de ocuparse de la guerra, él sí actúe con una verdadera visión de jefe de Estado, ocupándose  de los problemas que se abaten sobre el país y sobre todos los mexicanos.

@Paulinocomenta

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«Derrota mayúscula», para Calderón

PAULINO CÁRDENAS

El dirigente nacional del PAN, Gustavo Madero, asumió este lunes que su partido recibió el domingo “una derrota mayúscula” en los comicios, en los que no sólo perdió la Presidencia de la República, sino las gubernaturas de Jalisco y Morelos, al menos las delegaciones defeñas de Miguel Hidalgo y Cuajimalpa y que pasará a ser tercera fuerza en la Cámara de Diputados. Además de advertir que no renunciará al cargo, dijo que la cúpula de Acción Nacional buscará las causas de esa derrota, que para millones de mexicanos fue una manera de manifestar su repudio al gobierno de Felipe Calderón, parecido a lo que sucedió en las elecciones intermedias del 2009. De hecho esa derrota mayúscula fue para el mandatario panista.

En mayo pasado, en ocasión de la primera manifestación pública que hizo el entonces recién nacido movimiento estudiantil YoSoy132, que había irrumpido ‘espontáneamente’ en la visita que hizo a la Ibero del hoy virtual Presidente electo Enrique Peña Nieto, cuestionado al respecto Felipe Calderón dijo orondo que, en México, a diferencia de lo que ocurrió en otros países, las manifestaciones de grupos sociales no eran en contra del mandatario en turno –o sea él–, sino de ‘otros actores’ refiriéndose a quien paradójicamente tendrá que entregarle el mando el 1 de diciembre próximo y que sacará al PAN de Los Pinos.

Entonces escribimos aquí (El repudio se verá en las urnas, mayo 23), que la verdadera manifestación de repudio masivo en contra de él y su gobierno, sería en las urnas el primer domingo de julio, entre otras razones por tantas promesas incumplidas, tanta demagogia, tanta guerra inútil y tantísimos muertos que nadie sabe dónde quedaron. Y así fue. Madero expresó ayer en diversas entrevistas radiofónicas, que fue un día “que lamentamos mucho los panistas; es una derrota mayúscula en el terreno electoral que nos obliga a reflexionar; a revisar qué es lo que hemos hecho (mal); qué nos ha alejado de la confianza de los ciudadanos”.

Pero los mexicanos sí saben por qué fue el voto de castigo al partido en el gobierno y al jefe real del mismo, el mandatario panista. Las causas son fáciles de adivinar. Fue por el olvido de muchas prioridades a favor de los mexicanos y del propio país, por andar encampanado con su guerra contra las mafias, que al final ha resultado un total fracaso porque los capos siguen como si nada operando en todo el país, y la cifra de miles de muertos por esa lucha absurda continúa en aumento. Absurda, porque el trasiego de drogas sigue, los precursores químicos entran y entran al país, las armas continúan circulando por las fronteras, las actividades de la criminalidad organizada persisten e incrementan, y nadie hace nada para evitarlo.

Incluso en Estados Unidos se refieren a esa lucha armada, como una ‘guerra civil de baja intenstidad’. Y faltando unos cuantos meses para que termine su administración, y a sabiendas de quién será su virtual sucesor en el mando federal, ha dicho que su prioridad seguirá siendo la narcoguerra,  que solo le ha servido para que su sexenio se inmortalice como el régimen de las matanzas, del poderío creciente de los cárteles de la droga y de la proliferación de las actividades del narcotráfico y el crimen organizado en México. Además, quiere que el próximo Presidente continúe con su fracasada estrategia de combate al narco. Sin embargo, Peña Nieto ya marcó su pauta.

Dijo que no habrá pacto con las mafias ni con el crimen organizado y que la lucha contra ese flagelo seguirá, pero obviamente con otra estrategia, que ante todo se ocupe de defender la vida de mucha gente inocente. Además tendrá de asesor de seguridad en la ofensiva federal contra el crimen organizado, al general Oscar Naranjo, quien fuera director de la Policía Nacional de Colombia, y quien derribó al capo más buscado de entonces, Pablo Escobar. El general colombiano dijo que si llegase a ser asesor de Peña en la lucha anticrimen, se combatiría a todos los cárteles, ‘sin excepción’.

Pero volviendo al tema, es un hecho que el voto ciudadano del domingo fue de castigo contra el PAN y de repudio al gobierno que encabeza Felipe Calderón, por haber desatendido prioridades muy importantes, por darle todo a su inefable guerra contra el narco, que acabó siendo un juego bélico con muertos de a de vera, en una guerra desigual que ha puesto en evidencia nacional e internacionalmente el prestigio de las Fuerzas Armadas, ya que gracias al imperio de la corrupción y la impunidad que prevalece en México, los verdaderos capos siguen tan campantes operando como si nada.

Así que Gustavo Madero no debe ir tan lejos por las razones que provocaron lo que llamó la “derrota mayúscula del PAN”. Para empezar, la peor derrota fue para Calderón, por las promesas de campaña incumplidas, porque aspectos como el empleo, las oportunidades de desarrrollo, y la paz social, quedaron en el olvido, y el prestigio que tenía México como nación en el concierto internacional se vino abajo. Creció el número de pobres por millones en este sexenio y las desigualdades se ahondaron más. ¿Quería más razones? Porque hay muchas más. Por cierto, quienes deben irse del PAN son otros, no tanto Vicente Fox. Su pecado fue adelantar que Peña Nieto sería el ganador, y su pronóstico no falló.

@Paulinocomenta

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¿Qué destino le espera a México?

PAULINO CÁRDENAS

Nadie sabe el destino que le espera a México una vez que el domingo por la noche se sepa quién es el ganador y sobre todo a partir del cambio de estafeta que será el 1 de diciembre próximo. Otra es que el lapso entre el término de la contienda electoral que concluye con los comicios, y la toma de posesión, es demasiado largo y no vaya a ser que en ese periodo algunas ‘manos negras’ pudieran descomponer mucho de las cosas que tenga previstas echar a andar el triunfador de la contienda. Eso dependerá de quién gane la Presidencia.

Una de ellas es lo que ya algunos analistas empiezan a llamar ‘la guerra civil de baja intensidad’, refiriéndose a la  guerra contra los cárteles de la droga, que para el mandatario panista ha sido su principal orgullo a lo largo del sexenio, no obstante el fracaso que ha significado, dejando por ello a un lado otras muchas prioridades que requiere el país. Son rubros olvidados, que por haberle dado todo a la inútil guerra, no han sido atendidos –ni lo serán ya–, pero que el sucesor tendrá que atacar casi simultáneamente a su llegada a Los Pinos, con carácter de urgente.

Los postulados económicos y sociales, por no mencionar los políticos, que fueron enunciados por los candidatos a lo largo de sus respectivas campañas, sobre los cuales incluso suscribieron compromisos verbales e incluso fueron rubricados con firma autógrafa, habrán de empezar a cumplirse, si no todos, sí algunos, de inmediato, para que no queden en meras promesas como sucedió con las que ofreció Calderón durante su campaña, quien desde el principio prefirió vestirse de guerrero en lugar de ejercer como jefe de Estado.

Aunque los protagonistas de la contienda electoral estuvieron muy por debajo de la media nacional en cuanto a sus presentaciones de programas de gobierno, los cuales se vieron faltos de estructura y solidez en sus planteamientos por andársela mentando unos y una a otros durante su campañas, el que llegue a la casa presidencial habrá de hacer hasta lo imposible para lograr su factibilidad. Es lo menos que esperan los mexicanos del ganador. No quieren que, como Calderón, recurran al trillado expediente de echarle la culpa a los gobiernos anteriores si sus políticas públicas no le resultan.

Quienes forman parte de los sectores de la población, lo que quieren es salir del hoyo en que los metieron los dos regímenes panistas, el de Vicente Fox y el de Felipe Calderón. En síntesis, el próximo mandatario mexicano tendrá frente a sí dos enormes retos: disminuir y de ser posible eliminar el extendido problema de la pobreza en México, y que la riqueza se distribuya equitativamente.

Los candidatos la vieron fácil cuando hablaron de que, de ganar, transformarán a la nación.  Pero los desafíos son muchos, tanto en el ámbito económico, como el social e incluso el político, ya que será en el Congreso de la Unión en donde habrán de prosperar o no las propuestas de reforma para que el país pueda salir adelante. La renovación de diputados y senadores será de la mayor importancia.

Es obvio que al desafío social debe incorporarse el de la seguridad, porque un país que no viva en paz, difícilmente podrá lograr un avance para compertir en el concierto internacional de naciones. Y al respecto, mucho habrá de hacer y de inmediato quien llegue a la Presidencia, para restablecer el prestigio que México ha perdido en el escenario internacional. Y ni hablar de fortalecer el marco fiscal para lograr que México tenga más recursos para su crecimiento, así como un eficiente y eficaz programa de desarrollo energético, educativo, cultural y científico.

La incertidumbre provocada por la crisis de la Unión Europea es otro elemento a considerar por el próximo Presidente de la República, ya que México no está exento de que los problemas de la Eurozona llegue a pegarle de frente anuestro país, por lo que habrá que fortalecer las líneas de flotación económica y financiera para evitar que vengan pronto los años difíciles. Cierto que mucho dependerá de la suerte que corra Estados Unidos. Por desagracia mucho del destino económico y comercial de México depende del de Norteamérica.

Y ni qué decir de quienes viven del campo, de la agricultura y ganadería que depende de los vaibenes de la naturaleza, cuyo patrimonio año con año queda davastado por las sequías o las torrenciales lluvias, sin que los gobiernos panistas hayan hecho gran cosa para resolverles la situación de supervivencia. Quien gane el domingo tendrá que ir al rescate de los mexicanos más jodidos, ya que en este sexenio el número de pobres se elevó de manera escandalosa.

Ojalá pues, que el próximo mandatario no se la pase hablando de un país que no existe, como lo ha hecho Felipe Calderón a lo largo de su sexenio. Por lo pronto hay que ir a votar el domingo, de preferencia antes del juego Italia-España.

@Paulinocomenta

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Exige sigan su sangrienta guerra

PAULINO CÁRDENAS 

El presidente Felipe Calderón anda desatado. Como si se tratara de sus subordinados, a grito pelado y tamborileando el atril como es su costumbre, exigió a los aspirantes presidenciales digan de una vez por todas si van a seguir o no su guerra que él emprendió contra el narco. Durante la inauguración del Cuarto Foro Nacional sobre Seguridad y Justicia, el pasado martes les pidió definiciones y que el compromiso lo hagan público ya. Incluso aprovechó para cuestionar la tardanza con la que actúa el Congreso para legislar, en este caso específico, en materia de seguridad.

Criticó a quienes dicen que el problema de inseguridad sólo se resuelve con educación o empleo. “Eso es faltar a la verdad”, expresó Calderón. Dijo que es obvio que la reconstrucción del tejido social continuará, pero que en la situación actual de robos, violaciones, asaltos y homicidios, entre otros delitos, los ciudadanos exigen una respuesta aquí y ahora. Y tiene que haber una policía que ayude y que persiga a los criminales”.

Lo que evidentemente quiere es que ese combate continúe con el Ejército por delante y en los mismos términos que ha llevado a cabo su estrategia, no obstante los garrafales resultados en los que, por un lado, sigue en aumento la cifra de miles y miles de muertos que han caído víctimas de esa lucha, mientras que por otro lado los capos de la droga continúan operando al mismo ritmo e incluso ampliando sus márgenes de actuación en todo el país.

Consideró que “acomodarse” o “arreglarse” con los criminales representaría para el país un “grave error”, por lo que, sin mencionarlos por su nombre, llamó a los candidatos presidenciales a definir “con claridad y sin ambigüedades” si van a continuar o no la lucha por la seguridad. “Esa es, en sintesis, la alternativa: acomodarse a los criminales o enfrentarlos”, dijo como si se tratara de un regaño y una orden para sus sobordinados.

Las regiones del país donde existe o se ha registrado una mayor violencia en los años recientes, son “en buena medida en donde más ha habido un acomodo de este tipo”, dijo. Pero aclaró: “Yo no digo que por corrupción. Yo no sé si fue por temor o simplemente porque no se vio el problema. Pero el no enfrentar, sino acomodarse, deriva tarde o temprano en lo que estamos viendo: una disputa de los criminales por el dominio, unos contra otros, de esos territorios”.

Además, cuestionó a aquellos gobernadores que por la mañana critican su estrategia de seguridad y el uso de las fuerzas armadas, pero por la tarde le piden una mayor presencia de soldados para atender y resolver problemas de ese tipo en sus municipios y comunidades. Por supuesto que no mencionó nombres.

“Es hora, honestamente, de llamarnos a cuentas a todos. Yo estoy dispuesto a que me llamen, también, a lo que debo responder, de lo que hice y de lo que hago. Pero también llamemos a nuestros representantes Y sepamos distinguir, que eso es otra cosa bien importante, quién sí y quién no cumple”, dijo. Calderón señaló que tampoco se trata de todo el Congreso: son diputados y senadores en específico quienes no han cumplido, precisó.

Lo que ha trascendido es que los candidatos, excepto la panista, habrán de replantear de fondo esa lucha para no caer en improvisaciones ni en ensayos fallidos como en los que ha caído Calderón, quien lanzó el reto de combatir a los capos de la droga sin tener la menor idea de la bronca en que se metería ni medir las consecuencias de la misma, por lo que a estas alturas de su gobierno ya no sabe cómo salir del berenjenal en el que se metió.

Por ello anda queriendo vender su guerra a los candidatos a ver quién se la compra e intrínsecamente ofrecer sus servicios como asesor en la materia al ganador de la próxima contienda electoral, junto, claro, con su inseparable escudero de armas. De ahí su vehemencia al defender su política de seguridad y exigir que los aspirantes digan de una vez por todas si la van a seguir o no. En el fondo él querría ser el administrador general de la narcoguerra el próximo sexenio.

Por lo pronto el mandatario panista aprovechó el Cuarto Foro Nacional sobre Seguridad y Justicia, para azuzar a los aspirantes a la Presidencia a que se definan sobre la guerra contra los capos de la droga, una herencia sangrienta que dejará a su sucesor, producto de una lucha que hasta ahora ha sido un rotundo fracaso, dicho por propios y extraños, incluso especialistas en la materia, pero en la que seguirá empecinado hasta el último día de su administración.

pcardenascruz@yahoo.com.mx

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Algo planean con ‘El Chapo’

PAULINO CÁRDENAS

Hay quienes dicen que Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán Loera podría volver a ser noticia importante si, como varias versiones afirman, pronto pudiera ser presentado a los medios arguyendo su supuesta captura, lo que podría ser el ‘arma secreta’ del gobierno de Felipe Calderón para, con ese fuerte impacto mediático que tendría obviamente  repercusión internacional, impulsar de una vez por todas la candidatura de Josefina Vázquez Mota que anda yéndose al sótano en las preferencias electorales, se lograría su repunte con miras a alcanzar por tercera vez consecutiva el triunfo del PAN en el mando federal del país, aprovechando la euforia que desataría la captura del narcotraficante más buscado del mundo.

Una de esas versiones señala que la captura del líder del cárte del Sinaloa le vendría a dar al mandatario panista el crédito que ha perdido en la lucha que emprendió contra los cárteles de la droga desde que asumió el mando en diciembre de 2006 y que ha dejado una cifra escandalosa de miles de muertos en lo que va de su administración. Se dice que a poco más de dos meses de las elecciones presidenciales, la captura del ‘Chapo’ Guzmán representaría ‘un gran logro’ para Calderón, después que el capo sinaloense logró fugarse del penal de alta seguridad de Puente Grande en Jalisco en enero de 2001, se asegura que sobornando autoridades, después de haber sido capurado en Guatemala y traído a México.

Una audaz versión pregona que el capo sinaloense, que sigue mencionado en la revista Forbes entre los más ricos del mundo, ya está cansado de andar de criminal y ha decidido retirarse, para lo cual se prepara su ‘desaparición’ del mapa de la delincuencia organizada mundial, un poco al estilo de lo que se dice fue el caso de Amado Carrillo Fuentes alias ‘El Señor de los cielos’, quien habría acordado con el gobierno proteger a su familia a la que mandó a Chile, ‘donar’ parte de su fortuna y conservar parte de ella para vivir ‘dignamente’ fijando su residencia, se dice, en Islas Caimán, a cambio de dejar de ser protagonista principal del crimen organizado.

Después de hacer los arreglos con quienes debía hacerlos, se afirma que Carrillo Fuentes volvió a México a someterse a una cirugía para cambiar de apariencia física en su rostro, y después de varias horas de intervención en quirófano se anunció que había muerto. Incluso fue mostrado a los medios un viejo cadáver que más bien parecía sacado de un afiteatro que otra cosa. Ahí acabó una leyenda y nació otra, ya que muchos aseguran que vive bajo otra identidad retirado de las actividades criminales.

En el mundo de las mafias se dice que con ‘El Chapo’ podría ocurrir algo parecido, cuyo plan se estaría ultimando. Podría tratarse de otro montaje a cargo del especialista en la materia. Primer capítulo: Se dice que ‘El Chapo’ ha sido detenido y es presentado a los medios. En el lapso para ser juzgado, vendría el día de la elección, ya que el cálculo político-electoral de esa captura sería parte sustancial del plan, pues beneficiaría no sólo al ocupante de Los Pinos sino de paso a la candidata panista. Pasan las elecciones y la disputa derivada de ello. Mientras, con el caso Guzmán Loera se da otro evento. ¿Cuál?

Segundo capítulo: Camino a ser encarcelado en un penal de alta seguridad, se simula en el montaje que el famoso capo escapa, resulta supuestamente herido en la refriega y alcanza a huir ayudado por custodios sobornados. Horas o días más tarde se anuncia que en la huida, murió. Presentan en la televisión dizque testigos de su muerte con imágenes arregladas con photoshop y nunca más se vuelve a saber de él.

Tercer capítulo: Sometido a una cirugía cosmética como se cree que pasó con ‘El Señor de los cielos’, ahí acabaría la leyenda del ‘Chapo’ quien, de ser el capo consentido y menos perseguido del sexenio al haber comprado protección y beneficiar a altos funcionarios para seguir enriqueciéndose con el tráfico de cocaína, heroína y metanfetaminas, ser el principal beneficiario del trasiego de armas e intocable barón de lavado de dinero, pasaría a disfrutar de una nueva vida con otra identidad.

Se recordará que hace pocas semanas el subprocurador de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada, Cuitláhuac Salinas, aseguró que ‘El Chapo’ estuvo ‘a punto’ de ser capturado en Los Cabos, Baja California Sur, en donde vacacionaba en las mismas fechas en que se celebraba en aquel lugar el evento preparatorio del G-20, en el que estuvo la secretaria de Estado norteamericano Hillary Clinton.

La audaz versión señala que el capo habría propuesto una suerte de trueque a las autoridades con su ‘detención’ para hacerlas quedar bien ante la opinion pública, como pago por los favores recibidos a lo largo del sexenio. Así se llevaría a cabo el referido plan de ‘desaparecer’ como el principal protagonista del crimen organizado, como habría sucedido con ‘El Señor de los cielos’, y pasar a ser una toda una leyenda. Habrá que ver qué tan verosímil resulta esa versión.

pcardenascruz@yahoo.com.mx 

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Crimen suple al Estado

 PAULINO CÁRDENAS 

El presidente Felipe Calderón, quien ha fungido más como Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas en el combate al crimen organizado en México desde que inició el sexenio, no tuvo empacho en declarar que las mafias han hecho un gobierno paralelo y cobra impuestos que el Estado no recauda. Campechanamente aceptó que los criminales han impuesto en México un Estado paralelo.

Y millones de mexicanos se preguntan: ¿Entonces de qué carajos ha servido la guerra que el mandatario panista emprendió contra las mafias de las drogas y el crimen organizado? ¿Cuánto ha costado ese juego bélico que ha cobrado tantas miles de muertes y cuyos esfuerzos, por lo que sus propias palabras reflejan, no han servido para nada, además de haber dejado al garete otras prioridades?

Hace unos días, al darse a conocer la noticia de que Argentina expropiaba la empresa petrolífera YPF filial de Repsol, el mandatario panista dijo en Puerto Vallarta que esa medida tomada por la presidenta de aquella nación, Cristina Fernández viuda de Kirschner, había sido ‘poco responsable y poco racional’, una declaración injerencista que no respetó el principio de autodeterminación de los pueblos consignada en nuestra Constitución, con la que tildó casi de loca a la mandataria de aquel país sudamericano.

Pero cualquier observador imparcial diría que la guerra de Calderón emprendida contra los cárteles de la droga y la criminalidad organizada también ha sido ‘poco responsable y poco racional’, a juzgar por los resultados que la misma ha tenido, y porque las mafias siguen acaparando rutas para realizar sus actividades ilícitas, el número de muertos sigue ascendiendo y camina rumbo a los 80 mil muertos, los desplazados ya alcanzan la cifra de más de160 mil y los desaparecidos habrían resbasado fácilmente los 150 mil en todo el país.

No obstante ese triste y vergonzoso panorama, el jefe de gobierno español Mariano Rajoy elogió la «meritoria lucha» emprendida por el gobierno del presidente Felipe Calderón contra el crimen organizado. En su nombre, en el del Gobierno y el pueblo de España, Rajoy transmitió su «reconocimiento (…) por la meritoria lucha que ha emprendido el presidente para lograr que México sea un país libre y en paz». Con todo respeto, el mandatario de la peninsula ibérica no sabe lo que dice. Luego agregó complaciente que Calderón «siempre nos tendrá en esta batalla a su lado». ¿Estarán de acuerdo los españoles con su jefe de gobierno?

De paso, y solo para ver cómo sus palabras lo dibujan de cuerpo entero, en el primer acto de la visita oficial que realiza a México le expresó a su homólogo mexicano “la solidaridad de España con las víctimas del terrorismo y de la violencia”. Y para no dejar dudas de cómo piensa el distinguido visitante, salió a defender al vapuleado rey de España, Juan Carlos de Borbón, quien en plena crisis económica y financiera por la que atraviesa aquel país se fue de safari a Africa a matar elefantes; ‘pero sigue siendo el rey’ como diría José Alfredo Jiménez, y el propio jefe de gobierno español.

Como sea, en reciprocidad, el presidente Calderón otorgó a Rajoy la orden del Águila Azteca como una muestra del «cariño que le profesa la nación mexicana a España» y la admiración por la «valentía de su Gobierno». Bueno. No cabe duda que en medio de todos esas lisonjas mutuas hay intereses de los que, por supuesto, nada se habló en público aunque sin duda sí en privado.

Pero volviendo al tema de la poco responsable y poco racional guerra de Calderón contra los cárteles de la droga y las mafias del crimen organizado, a lo que parece encaminarse el mandatario panista con esa tácita aceptación de que los capos siguen su marcha en México sin que las fuerzas armadas militares y federales los hayan podido frenar en casi cinco años y medio de enfrentamientos, es ir creando un escenario de indefensión del Estado ante el avance criminal en el país, con miras a las próximas elecciones

Al menos a eso sonó lo que dijo al participar en la sesión plenaria del Foro Económico Mundial, en Puerto Vallarta, y referirse a la lucha de su gobierno en contra del crimen organizado, donde resaltó que lo que está en juego es el estado de derecho y la ilegalidad., lo que para no pocos observadores llamó mucho la atención ese desparpajo de decir las cosas, lo que denota que su guerra fracasó y lo está aceptando.

Señaló que “lo que está en juego es preguntarnos quién manda, ¿el presidente municipal de esta localidad o el capo que está en esa localidad?, ¿el gobernador de este estado o el jefe del grupo o el jefe de la mafia que está en ese estado o en un país?, ¿quién manda en un país, el presidente y el Congreso o mandan las leyes de los capos?”. Al escucharle decir esto nadie se equivocaría si afirmara que la guerra de Calderón no ha llevado a nada.

pcardenascruz@yahoo.com.mx

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Prometen el oro y el moro

PAULINO CÁRDENAS

Igual como lo han hecho históricamente todos los aspirantes, los 4 candidatos que buscan llegar a la Presidencia de la República siguen la misma pauta de prometer y prometer y cuando ganan acaban por no cumplir sus promesas. El ejemplo más reciente es el de Felipe Calderón, quien fracasó al dejar colgados a los ciudadanos que creyeron en él cuando era candidato, empezando por la creación de empleos, el pago de menos impuestos a quienes ganaran menos, la promesa que habría verdadera equidad ante la justicia, que combatiría la corrupción, que acabaría con la impunidad, que mejoraría el ingreso de las clases menos favorecidas y que crearía las palancas necesarias para el desarrollo del país.

Al final de cada sexenio las cifras del gobierno federal acaban siendo triunfalistas, pero nada más. Hicimos, tornamos y logramos lo que nunca antes nadie había hecho. Eso dicen prácticamente todos. Demagogia pues; choro, dirían los chavos. Una que otra realidad, pero el resto es pararse el cuello con política-ficción. En el caso del actual mandatario, hizo todo a un lado y la prioridad se la brindó a la guerra contra los cárteles de la droga con la que buscó reivindicarse ante la sociedad para tratar de desvanecer su dudoso triunfo en las urnas ante Andrés Manuel López Obrador, quien por cierto hace seis años se dio el lujo de no aceptar debatir porque llevaba ventaja en las encuestas y ahora clama porque haya una docena de debates.

Los aspirantes deberían de verse en el espejo de Felipe Calderón para no cometer los mismos errores que él, tan solo viendo los resultados de su guerra que ha cobrado más de 70 mil víctimas mortales y al final del sexenio nadie sabe cuantas más, por lo que,  junto con su gabinete de seguridad, se le diagnostica un final inédito, si es que antes de que finalice su administración no salta alguna liebre, como pudiera ser durante el proceso electoral o en víspera de los comicios. El futuro inmediato parece no preocuparle ya que considera que la inmunidad que le da el cargo, aún después que deje la Presidencia, lo mantendrá a salvo, incluida la piedra que trae en el zapato del Tribunal Penal Internacional de La Haya.

Esa guerra contra los cárteles de la droga acabará siendo la vara con la que la sociedad habrá de medir en serio a los cuatro candidatos, junto con sus promesas sobre la lacerante situación económica que padecen millones de mexicanos y la lastimosa circunstancia que viven los pobres más pobres de todos los pobres del país, que no son pocos. Para ellos no bastará ampliar, como promete Enrique Peña Nieto, el programa de Oportunidades, que no ha sido otra cosa que un programa de dádivas que el gobierno manipula políticamente a su antojo y que no les resuelve la vida a los olvidados.

Para construir una nueva patria, que es lo que propone López Obrador, es necesario acabar con la corrupción y con la impunidad que son las peores desgracias que tiene enfermo al país desde hace décadas. ¿Acabará con esos dos flagelos el candidato amoroso? Porque con amor y con perdón no se arreglarán las cosas. La cadena de intereses y favores que él sabe que hay entre autoridades y mafias, son de verdad muy poderosas. Y por supuesto que no acabarán con llamados a misa. Más que mano dura, se requiere aplicar con rigor la ley. ¿Será capaz? Habría que acabar con las ‘mafias el poder’ de las que habló en su libro, el que por cierto ya ni quiere mencionar. Pero ahí él mismo propone soluciones.

En cuanto al penoso caso de doña Josefina Vázquez Mota, primero tendría que hacer el recuento de daños y ver si de veras es capaz de remontar, en lo que les resta de campaña al 27 de junio, los  más de 25 puntos que le lleva el priísta Peña Nieto. Si no se hace realidad la versión de que pudiera ser sustituída por Margarita Zavala como candidata, entonces tendría que empezar a ser ella y romper con Calderón, como hizo Luis Echeverría con Gustavo Díaz Ordaz. Pero no es capaz de eso, aunque si lo hiciera le permitiría dar un fenomenal salto en sus aspiraciones.

De Gabriel Quadri habría que decir que como no es miembro del partido del que es candidato, ni tiene nada qué perder, puede decir todo lo que le venga en gana como lo ha hecho con sus propuestas privatizadoras, que al fin y al cabo la cuerda que le dio la maestra apenas podría darle acaso para salvar el registro del Panal. Incluso se sospecha que Elba Esther Gordillo podría apoyar a alguno de los otros candidatos, lo que habría que verse en su momento. ¿Quién sería el afortunado?

Seguir con la mala maña de prometer lo que de antemano saben que no podrán cumplir una vez que obtengan el triunfo, no sólo les impedirá a los aspirantes hacerle honor a su palabra sino que de antemano deberían saber que irían al fracaso en las urnas, porque la gente está ‘hasta la madre’ de tantos engaños, de que le sigan viendo la cara y de que su situación, lejos de mejorar, empeora, como ha sucedido principalmente durante los dos regímenes federales panistas.

El hecho es que esa falta de oportunidades de tener un ingreso para llevar de comer a su hogar ha motivado que miles de jóvenes, adultos, e incluso menores de edad, sean enganchados por el narcotráfico para que trabajen como distribuidores y vendedores al menudeo o como transportadores de droga o usados para cometer otro tipo de delitos del orden federal dentro de las más de 20 vertientes en las que opera el crimen organizado en el país y fuera de él.

Pero el de la inseguridad, la violencia y el baño de sangre que ha sufrido el país –que algunos aspirantes al Congreso lo desdeñan– es solo una parte de los problemas que tendrán que enfrentar los candidatos que aspiran a suceder a Calderón, una vez instalados en Los Pinos. El de reactivar la economía es otro reto de gran envergadura y de la mayor importancia, rubro en el que los candidatos sólo ofrecen lugares comunes para sacar del atolladero a México, sin exponerse a dar detalles de cómo habrán de hacerlo para lograrlo. Se infiere que con más impuestos.

¿Quién ganará la partida?, preguntan muchos mexicanos. ¿El que tenga más saliva? ¿El que gaste más dinero en su campaña? ¿O el más tramposo? Pronto se verá. Mientras tanto, habrá que recordar que la tregua que ofrecieron los cárteles, primero por la visita del Papa Benedicto XVI y luego con motivo de la Semana Santa, de hecho ya acabó. A no ser que también la de Pascua la respeten. Por lo pronto, viendo el ejemplo de Calderón, los cuatro deberían poner sus barbas a remojar para no quedarle tan mal a los mexicanos cuando alguno de ellos gane.

pcardenascruz@yahoo.com.mx

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Se teme ola narcorrepresiva

 PAULINO CÁRDENAS

Aunque nada de lo que hablaron los mandatarios de Estados Unidos y México y el primer ministro de Canadá sobre temas de inseguridad del hemisferio se ha dado a conocer oficialmente, después de la reunión celebrada en Washington el pasado domingo lo que ha trascendido es la seria preocupación que prevalece en la Casa Blanca por el avance de los cárteles mexicanos de la droga, cuyas actividades, según estiman grupos de inteligencia, podrían empezarlas a disfrazar de terrorismo para amagar a gobiernos y poblados enteros, en su afán de conquistar más bastiones de los que ya tiene con miras a ampliar sus actividades ilícitas en todo el continente americano.

Para empezar, ante el acoso de los cárteles de la droga, Barack Obama, Stephen Harper y Felipe Calderón, acordaron sumar la seguridad del hemisferio al Sistema Integral de Centroamérica, por ser una de las zonas más vulnerables de la región americana y donde se ha sabido que las mafias desde hace tiempo han empezado a sentar sus lares para operar, como son Guatemala, Honduras y El Salvador. Lo que es un hecho es que con el poder del dinero y la coacción de los cárteles que suelen acabar en hechos sangrientos contra quienes se oponen a sus designios, el paulatino avance del narco en México y Centroamérica es evidente.

En territorio nuestro son varios los cárteles que se disputan gran parte de las plazas para sus actividades, destacando primordialmente el de Los Zetas, el de Sinaloa y el cártel del Golfo que han extendido sus tentáculos a esos países y más allá.  En esa pelea también están los Caballeros Templarios y la Familia Michoacana con sus derivaciones en la Familia Mexiquense y la Familia Guanajuatense, así como el cártel del Milenio, La Resistencia y Nueva Generación entre otros de los que van surgiendo al recomponerse o hacer alianzas unos con otros, ante el acoso de las fuerzas gubernamentales armadas.

La penetración que han logrado los capos de las mafias en las instituciones de seguridad y procuración de justicia, el gobierno de Estados Unidos lo ve con preocupación ya que tiene conocimiento de que en muchos poblados mexicanos la ley que impera, abierta o soterradamente, es el de los capos quienes han ido estableciendo una especie de gobiernos paralelos. La gente, los ciudadanos comunes y corrientes, tienen que andarse cuidando no sólo de los sicarios que trabajan para los capos, sino también de los militares y policías amafiados con ellos; los ‘levantamientos’ de civiles suelen estar a cargo de estos últimos.

No solo se sabe sino está documentado con detalles, nombres y montos de sobornos, como es que están infiltradas las instituciones de seguridad y de procuración de justicia mexicanas por parte del narco. Policías estatales, comandantes ministeriales, soldados, subtentenientes y mandos militares han sido detenidos al saberse que han caido en la tentación del soborno por parte de los cárteles de la droga, en especial del grupo de Los Zetas. Se dio el caso en Coahuila del ex fiscal Jesús Torres Charles y de la subdelegada de la PGR Claudia González, que fueron encarcelados por estar vinculados con este cártel. Ese ejemplo se replica en otros estados.

Ante todo este panorama, de poco sirve que el presidente Barack Obama diga que su gobierno seguirá apoyando a Felipe Calderón en la lucha anticrimen y siga aventándole flores al reconocer ‘la valentía’ del mandatario panista de enfrentar a los cárteles de la droga, como sucedió el pasado fin de semana al término de una reunión celebrada en la Casa Blanca donde recibió al mandatario mexicano y al primer ministro de Canadá, para hablar en secreto sobre el  combate a la criminalidad en el hemisferio americano.

Diríase que por los resultados no obtenidos después de cinco años y cuatro meses de haberle declarado la guerra a los cárteles de la droga, la de Calderón pareciera ser una guerra simulada o manipulada, ya que detienen y detenienen a supuestos líderes de células criminales casi todos los días, pero las actividades de las mafias siguen y siguen. Bien le decía Ismael ‘El Mayo’ Zambada a don Julio Sherer García en una entrevista, que la guerra del gobierno contra los cárteles de la droga no será suficiente para acabar con esas actividades. Menos si en medio hay corrupción e impunidad.

Los que son de verdad son los muertos. En México se habla de más de 70 mil, aunque el  secretario de Defensa de Estados Unidos, Leon Panetta, afirmó hace unos días en una reunión celebrada en Ottawa, Canadá, que “150 mil personas han fallecido” por la guerra de Calderón. El titular de la Defensa, Guillermo Galván, lo corrigió y dijo que ‘solo’ eran 50 mil los muertos. Cincuenta mil, 70 mil o 150 mil son una barbaridad de decesos, cuyos cadáveres nadie sabe en dónde quedaron ni en qué condiciones perdieron la vida esos seres humanos. Como para el gobierno calderonista eran criminales, lo demás no importa.

“El problema del narco envuelve a millones” le dijo ‘El Mayo’ al periodista fundador de Proceso. Sobre los capos, encarcelados, muertos o extraditados, “sus reemplazos ya andan por ahí”. Considera que el gobierno llegó tarde a la lucha contra el narco ‘y no hay quien pueda resolver el problema’. Aseguró que el gobierno fue infiltrado ‘desde abajo’ y que la corrupción se arraigó en el país. Dice además que a Felipe Calderón lo engañan sus colaboradores. “Son embusteros y le informan avances que no se dan en una guerra que está perdida”.

Por otro lado, lo que venía diciendo desde hace ya tiempo la titular de Seguridad Interior de Estados Unidos, Janet Napolitano, de que tenía informes de inteligencia de que Los Zetas pudieran entablar una alianza con alguna célula extremista islámica de Al Qaeda para atacar nuevamente instalaciones estratégicas del vecino país del norte, para el gobierno que encabeza Obama sigue vigente. Para el Pentágono y la Defensa militar estaounidense, la latente posibilidad de que pudiera darse esa alianza representa un  problema real que incluso está clasificado como de seguridad nacional para Washington.

Nadie sabe de qué hablaron Obama, Calderón y Harper en la Casa Blanca el domingo pasado. Lo único que se publicitó en México es la baladronada mediática del mandatario panista que volvió a ‘exigir’ al gobierno norteamericano que haga algo para evitar la libre venta de armas y su trasiego ilegal a nuestro país a través de operativos como ‘Rápido y Furioso’, queriendo ignorar cómo se manejan las cosas en aquel país. El hecho es que allá se teme una ola narcorrepresiva en pleno proceso electoral mexicano. Y acá el gobierno federal seguirá empujando la idea, ¿acaso para ‘reventar’ las elecciones?

pcardenascruz@yahoo.com.mx

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Miles y miles de muertos

PAULINO CÁRDENAS 

¿A quién creerle sobre el número de muertos que ha cobrado la guerra de Calderón? ¿Al secretario de la Defensa de Estados Unidos o al secretario de la Defensa nuestro? Porque la cifra de decesos por esa guerra ha sido todo un misterio siempre. El gobierno federal a través de sus diversos voceros ha minimizado invariablemente el número de quienes han sido víctimas mortales de esa lucha armada contra los cárteles de la droga y el crimen organizado. Mucho menos existe una lista o un sitio en internet en donde los deudos puedan asomarse a ver qué pasó con sus muertos.

Aunque el titular de la Defensa de México desmintió la cifra que dio el  secretario de Defensa de Estados Unidos, Leon Panetta, quien en una reunión celebrada en Ottawa, Canadá afirmó que “150 mil personas han fallecido” por la guerra de Calderón y la violencia entre los cárteles en México –se supone que en el periodo que lleva la actual adinistración que encabeza el mandatario panista–, donde el funcionario norteamericano reiteró: “Yo pienso que el número que los oficiales mexicanos mencionaron fue de 150 mil”, no obstante que el general Galván habría dicho que eran 50 mil.

Panetta, quien fue director de la CIA antes de ser nombrado por Barack Obama como titular de la Defensa de Estados Unidos, no es propiamente un militar sino un político. En sus declaraciones no precisó al periodo que correspondía la cifra de 150 mil muertos por la guerra contra el narco, lo cual se ganó la ‘nota’ y opacó el resto de los objetivos de la reunión entre él y sus contrapartes de México y del país anfitrión, donde se replantearon estrategias de cooperación para combatir el tráfico de drogas y la ayuda mutua en caso de desastres naturales. Él cree haber escuchado la cifra de 150 mil muertos en la guerra de Calderón.

No obstante al parecer el titular de la Defensa Nacional había expresado que la lucha armada contra las drogas “ha costado la vida a 50 mil mexicanos” y que los cárteles mexicanos tienen nexos tanto en Canadá como en Estados Unidos. Precisó que las más recientes cifras oficiales dadas a conocer en enero de este año en México, indican que desde 2006 han muerto 47 mil 500 personas a consecuencia de la violencia del narcotráfico.

Y dijo algo que llamó la atención ya que fue una especie de mea culpa: “Es obvio que todos los gobiernos hemos dejado de hacer algo para que el narcotráfico se encuentre en la dimensión que observamos ahora”. Por la parte canadiense, el ministro de Defensa, Peter MacKay señaló: “Lo que estamos viendo hoy es el reflejo de un muy fuerte deseo por parte de los tres países de entrar de lleno a la solución de estos problemas”.

Por la noche, las secretarías de la Defensa y de Marina en un comunicado desmintieron haber referido la existencia de 150 mil muertos en México derivados de la guerra contra el narco emprendida por el presidente Calderón y la violencia entre organizaciones criminales, como afirmara el secretario de Defensa de Estados Unidos, Leon Panneta, en la Reunión Trilateral de Ministros de Defensa de Norteamérica. Esa cifra, aseguraron, corresponde “a todo el continente americano al año”.

La versión aclaratoria señala: “En cuanto a los homicidios presuntamente ocurridos por la violencia entre organizaciones criminales, los participantes en esta reunión conversaron sobre alrededor de los 150 mil casos registrados en el continente americano al año, y no sólo los observados en México”.

Es en el análisis crítico de las complejidades de esa guerra, en el examen riguroso de sus verdaderas causas y en el balance de los resultados, donde se verá si el sexenio de la narcoguerra cumplió sus expectativas o no, aunque el general Galván Galván haya adelantado en Ottawa: “No venimos a mencionar quiénes son los culpables del problema; es obvio que todos los gobiernos hemos dejado de hacer algo para que el narcotráfico se encuentre en la dimensión que observamos ahora”.

A los muertos de esa guerra y al dolor de sus deudos no podrán darles borrón y cuenta nueva, con declaraciones. Quienes han muerto, viles o no, eran seres humanos, a propósito de que el gobierno panista anda en campaña queriendo aparecer como muy humanista trayendo incluso al Papa de paseo a México, acaso para lavar conciencias por tanta sangre derramada.

De cualquier modo hay organismos no gubernamentales que se aprestan a presionar para que se indague quiénes deben pagar las cuentas que deban pagarse por tan enorme deuda de miles y miles de mexicanos que nadie sabe cómo murieron. Más los que faltan de aquí a que termine el sexenio.

pcardenascruz@yahoo.com.mx

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Explica AMLO crisis al Papa

 PAULINO CÁRDENAS

En una larga carta dirigida al Papa Benedicto XVI por conducto del nuncio apostólico Christophe Pierre, el candidato de las izquierdas, Andrés Manuel López Obrador, le explicó al máximo jefe de la grey católica las causas de la crisis de inseguridad y violencia por la que atraviesa México, señalándole que los gobernantes, ‘responsables de la inhumana y terrible tragedia que ha significado la actual crisis de inseguridad y de violencia que sufre México, no han sido capaces ni siquiera de aceptar que la pobreza y la falta de oportunidades de empleo y de bienestar, originaron tal estallido de odio y resentimiento’.

Por el contrario, le escribió al Pontífice, ‘con una insensibilidad extrema, están empeñados en mantener, a costa de lo que sea, el actual régimen de injusticias, corrupción y privilegios y pretenden resolver este flagelo sólo con medidas coercitivas. Es decir, enfrentando la violencia con la violencia, el mal con el mal, causando aún más desgracias y agraviando los sentimientos más humanitarios que hay en el fondo del alma del ser humano, creyente o no creyente’.

Por todo ello, añadió, ‘en los últimos 5 años, han perdido la vida alrededor de 60 mil mexicanos, sin considerar a los desaparecidos, con el dolor tan grande que atormenta a sus familiares. En algunos casos, se trata de víctimas inocentes y, en su mayoría, los muertos eran jóvenes que no tuvieron oportunidades de trabajo ni de estudio y que, obligados por las circunstancias, se enrolaron en las filas de la delincuencia’.

En su misiva (que se encuentra en http://www.amlo.org.mx) el tabasqueño le señala al Pontífice que quienes forman parte del Movimiento Regeneración Nacional (Morena) que él encabeza, y en el que participan indígenas de todas las culturas, campesinos, pescadores, obreros, trabajadores independientes, maestros, estudiantes, profesionistas, comunicadores, productores del campo, artesanos, artistas, intelectuales, científicos, comerciantes y empresarios, ‘consideran ésta una gran oportunidad para poder expresarle, de manera sincera y directa’, los sentimientos de millones de mexicanos.

Luego de señalar que Benedicto XVI llega a México ‘en uno de los momentos más difíciles y duros de nuestra historia, en tiempos de sufrimiento y desdicha’, López Obrador le manifiesta en su carta de seis cuartillas, que la profunda crisis que afecta amillones de mexicanos en todos los órdenes de la vida pública, ‘ha producido pobreza, desempleo, migración, inseguridad, violencia, impunidad, corrupción, pérdida de valores, miedo, tristeza y desencanto’.

Le explicó que, ‘desde nuestra visión’, la crisis de México viene de tiempo atrás y se precipitó desde finales de los años setenta cuando, a nivel mundial, se comenzó a diseñar y aplicar un nuevo modelo que permitiera a los grandes poderes económicos dominar a los estados nacionales y apoderarse de los recursos naturales y de los bienes de la inmensa mayoría de los seres humanos.

Con esa encomienda, y a través de una serie de sofismas y recomendaciones, ‘nos hicieron creer que la privatización era la panacea, que el Estado no debía promover el desarrollo económico y social, y que si les iba bien a los de arriba, la prosperidad gotearía hacia los de abajo, como si la riqueza en sí misma fuese permeable o contagiosa’.

De este modo, añade, se entregaron a manos privadas casi todas las empresas públicas, entre ellas, los bancos, Teléfonos de México, ferrocarriles, puertos, aeropuertos, líneas aéreas, medios de comunicación, ingenios azucareros, siderúrgicas, fábricas de tractores, automóviles y motores, cementeras, tuberías, maquinaria.

Agrega que se concesionaron a empresas mineras 50 millones de hectáreas, que representan el 25 por ciento de todo el territorio nacional, y que son, en su mayoría, tierras comunales y ejidales, propiedad de indígenas y campesinos. ‘No está de más decirle que estas empresas que explotan el oro, la plata y el cobre, han quedado exentas del pago de impuestos por la extracción de estos minerales. Lo mismo ha sucedido con la industria eléctrica y prevalece la gran tentación de privatizar el petróleo’.

Señaló el tabasqueño que en todo este tiempo, el presupuesto público, ‘que es dinero de todos’, en vez de ser utilizado para promover el desarrollo, crear fuentes de trabajo y para el bienestar del pueblo, ‘ha sido confiscado y se ha utilizado fundamentalmente para rescatar instituciones financieras y empresas particulares en quiebra, y para favorecer a una minoría de traficantes de influencias y políticos corruptos’.

Apunta en su misiva que ‘los resultados de esta política de élite han sido desastrosos’ (…) ‘En la actualidad, la falta de trabajo es, junto con la inseguridad, la preocupación principal de los mexicanos’ (…) ‘Esta es la razón por la que millones se han visto obligados a emigrar a los Estados Unidos’ o que en no pocos casos, ‘han tomado el camino de las conductas antisociales’. Finaliza López Obrador señalándole: ‘Como usted comprenderá, Sumo Pontífice, la insensatez y la codicia dieron lugar a la actual crisis de inseguridad y de violencia’.

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